Logo dell'Istar

Istar - sito ufficiale

Sezioni principali del sito

Menu principale

LIBRO VI - capitoli: LIV(II), LV, LXIX, LXX, LXXVII - originale

CAPÍTULO LIV (II)

[ratificación de la concordia.] Para que se ratificase esta concordia por el común de Pisa, en presencia de los embajadores del infante, fueron enviados Bernaldo de Bojados y Guillén Aulomar juez de la corte y del consejo; y se ratificó generalmente por la señoría, y recibieron los juramentos y homenajes de fidelidad; y se volvieron luego a Cerdeña con los instrumentos de la ratificación.

Queda toda Cerdeña sujeta al rey de Aragón, y también la señoría de Pisa queda bajo su vasallaje después de haber poseído trescientos y dos años el principal dominio de Cerdeña. Fue esta concordia muy grata a todos los que el infante tenía en su consejo, señaladamente considerando la gloria que este príncipe y la corona de Aragón ganaban en haber reducido toda aquella isla que era un reino, dentro de un año, a la señoría del rey; porque no quedaba entonces palmo de tierra ni almena que no estuviese debajo de su obediencia y lo tuviese en su poder o debajo de reconocimiento de feudo. Resultaba otra cosa en grande alabanza y honra de la preeminencia real y de mucha estimación, que era quedar el común y señoría de Pisa -que había tenido en Italia tanta autoridad y reputación debajo del vasallaje del rey; y con esto se transfería todo el derecho que pretendían tener en aquel reino en la corona de Aragón, habiendo tenido los pisanos el principal dominio y posesión dél por trecientos y dos años. Esto era de grande importancia al rey: tener fundado su derecho por diversas causas, por las condiciones que se ponían en la investidura que tenía de la sede apostólica, en muchas de las cuales decía que perdiese el reino y volviese a la iglesia si no se cumpliesen.

 

CAPÍTULO LV

Deja el infante por gobernador de Cerdeña a Felipe de Saluces. Nombró el infante por gobernador de la isla -que era el título que entonces se daba al que era lugarteniente y capitán general- a Felipe de Saluces, señor de grande autoridad y tan principal como se ha dicho; y quedaba con docientos de caballo y quinientos soldados.

Puéblase Bonaire muy en breve, y hállanse en él más de seis mil hombres de guerra con Berenguer Carroz por capitán. Y aquel lugar de Bonaire se pobló tan en breve que antes de medio año -según Montaner afirma- estaba murado y con diversos edificios, y había en el más de seis mil hombres de guerra. Quedó don Berenguer Carroz, hijo del almirante don Francés Carroz -que casó con doña Teresa Gombal de Entenza hermana de la infanta- por capitán de la gente de guerra en el castillo de Bonaire; y Ramón de Semenat de Tortosa en la ciudad de Sácer con buenas compañías de gente de caballo y de pie; y en las otras fuerzas y castillos y lugares principales se pusieron otros capitanes catalanes y aragoneses que sirvieron en la conquista. Pero no bastaba esto, según el estado en que las cosas se dejaban; aunque era así que estaba aquella isla a menos peligro teniendo el rey al juez de Arborea por su parte, y siéndole fiel no parecía que se le pudiese ofender. Mas por la parte que tenían el común de Pisa y los condes de Donorático y la casa de Oria a ser de otro bando, ponían la tierra en gran turbación siempre que intentasen alguna novedad.

[…]

 

CAPÍTULO LXIX

Desconfían los pisanos podrán sustentar el castillo de Cáller por el ordinario socorro con que el rey acude a Cerdeña. Teniendo el rey bien proveídas las cosas de Cerdeña y enviando ordinariamente compañías de gente de caballo y de pie en su defensa y muy diestros y excelentes capitanes por la comodidad que había de poder socorrer con sus armadas y con las del rey de Mallorca, desconfiaron del todo los pisanos de poder socorrer el castillo de Cáller, pues juntándose con la armada de los gibelinos de Saona no sólo no hicieron efecto pero recibieron grande daño y afrenta.

[…]

La fidelidad con que el juez de Arborea sirve al rey hace desmayen más los pisanos. Moviáles otra razón para perder la esperanza de poder resistir al poder del rey: que Hugo vizconde de Basso y juez de Arborea, que tenía el principal gobierno de la isla por el rey y era muy poderoso en ella, con grande fidelidad y constancia atendía al servicio del rey y resistía a todos los tratos y invenciones de los adversarios, de la misma manera que lo pudiera hacer si tuviera su estado en Cataluña.

Cassano y Galeoto de Oria y Enrico de Carreto, marqués de aquella ciudad, tratan el servicio del rey de Aragón; y por qué. Y también Cassano y Galeoto de Oria, hijos de Bernabé de Oria, que tenían estados en la isla y eran mucha parte con los gibelinos de Saona y con Enrico de Carreto, que era marqués de aquella ciudad, trabajaban con sus amigos y aliados que no se diese lugar que se armase en Saona en socorro de los rebeldes; y ellos se mostraban muy aparejados, siempre que el rey mandase juntar todo su poder, de proceder en persona contra los sacereses que se habían rebelado; y pretendían que el rey concordase las diferencias que ellos y sus amigos tenían con el juez de Arborea, e intercedían que tuviese por encomendados los hijos del conde Rainer de Donorático, que eran los más principales del común de Pisa, contra quien el rey tenía la guerra.

[…]

Va gente contra los marqueses de Malaspina y los de Sácer. Tenía mandado el rey que aunque la paz se tratase, ellos perseverasen en el cerco y no partiesen dél ni cesasen de hacer la guerra hasta que fuese rendido porque no les pudiese entrar socorro de gente ni provisión ni saliese ninguno; y al mismo tiempo que la paz se concluyó con los embajadores, se enviaron algunas compañías de gente de caballo muy bien aderezadas para que se hiciese guerra contra los marqueses de Malaspina y contra los de Sácer que se habían rebelado, hasta que se redujesen a la obediencia del rey; y en todo se mandaba que el gobernador y almirante siguiesen el consejo del juez de Arborea.

[…]

Publícase la paz entre el rey de Aragón y el común de Pisa. Esto fue a 9 del mes de junio deste año de 1326; y otro día se publicó la paz entre el rey de Aragón y la señoría de Pisa.

…]

 

CAPÍTULO LXX

Consultan los rebelados de Sácer y marqueses de Malaspina con el juez de Arborea su reducción. Entregado el castillo de Cáller y siendo echados por esta causa los pisanos del dominio de la isla de Cerdeña, Azo, Federico y Juan, marqueses de Malaspina, y los de la ciudad de Sácer que se habían rebelado, viendo que no les quedaba recurso ni socorro alguno, escribieron al juez de Arborea que deseaban venir a la obediencia del rey y le rogaban les aconsejase lo que debían hacer. El les respondió que se debían poner absolutamente debajo de la voluntad del rey; y con esto enviaron sus mensajeros al juez de Arborea y a Bernaldo de Bojados y Felipe de Boil para tratar de la paz y concordia.

[…]

 

CAPÍTULO LXXVII

Trátase de casar en los reinos de Aragón los hijos de juez de Arborea. Entonces el juez de Arborea envió al rey y al infante sus mensajeros para que por su mano se tratase de casar a sus hijos en estos reinos; y concordóse matrimonio de su hijo el mayor, que se decía Pedro de Arborea, con doña Costanza de Saluces hija de Felipe de Saluces, que era muy cercana parienta del rey; y sobre ello envió el rey a Sicilia para tratarlo con don Ramón de Peralta, que era hermano de doña Costanza; y Pedro de Arborea vino a España para efectuar el matrimonio. También se trató de casar una hija del juez de Arborea con don Lope de Luna, hijo de don Artal de Luna, porque el rey tenía gran cuenta con favorecer al juez de Arborea; pero este segundo matrimonio no se efectuó.